Ever since my friends introduced me to calisthenics, I have been immersed in this world of barbells, push-ups and body movements. At first, I didn't have a clear goal. I wasn't looking for an impressive physique or a personal record. I just liked to train. Was that enough?

The truth is, yes, it was. Throughout my journey, I've discovered that motivation doesn't always need to be monumental or dramatic. Here's my perspective:

Calisthenic training has become my refuge. When I'm on the bars or in the park, the anxiety melts away. It's as if my mind is freed from everyday worries. That sense of calm and focus is my biggest motivator.

Cada progreso, cada nueva habilidad, es una pequeña victoria. No necesito un gran objetivo para sentirme realizado. Dominar una nueva variante de flexiones o mantener una posición de plancha durante más tiempo me hace sentir orgulloso. Esos logros son mi combustible.

La calistenia me hace sentir poderoso. Cuando hago una dominada o un muscle-up, siento que puedo conquistar cualquier obstáculo en la vida. No necesito una trama de película para experimentar esa sensación de empoderamiento.

A menudo, las películas y las series nos presentan personajes con objetivos épicos y trasfondos dramáticos. Pero la vida real es diferente. No todos tenemos una historia triste o un destino grandioso. A veces, simplemente disfrutar de lo que hacemos es suficiente.

Entonces, ¿por qué entreno? Porque me gusta. Porque me hace sentir bien. Porque es parte de quién soy. No necesito más razones. Así que, amigo, sigue entrenando, sé feliz y disfruta cada flexión, cada pull-up y cada paso en tu viaje calisténico. ¡Eso es lo que realmente importa! 😊

Y tú, ¿por qué entrenas? Cuéntame tu historia. 🏋️‍♂️