My Actifit Report Card: April 15 2025

Hoy ha sido un día curioso, distinto a lo que imaginé al despertar. En Venezuela, como en muchos otros países, estamos en Semana Santa, lo que significa una pausa en la rutina: no trabajo, no universidad, y un aparente respiro de las responsabilidades diarias. Cuando abrí los ojos esta mañana, pensé que el día sería un momento perfecto para entregarme al ocio y la relajación. No tenía ningún plan en mente más que descansar y disfrutar de un tiempo tranquilo. Sin embargo, los planes inesperados son los que suelen dar un giro a la historia, ¿no?

Resulta que mi novia tenía que salir con su madre a hacer unas compras y, sin muchas alternativas, acepté acompañarlas. Lo curioso es que lo que empezó como una tarea que podría parecer algo monótona, terminó convirtiéndose en una experiencia divertida y, sin duda, memorable. Visitamos un centro comercial cercano, de esos que siempre están llenos de vida, con familias, parejas y grupos de amigos paseando entre las tiendas.

El recorrido fue entretenido. Empezamos viendo ropa, algo que, sin duda, es una de las actividades favoritas de las mujeres. Admito que no comparto el mismo entusiasmo, pero es interesante observar cómo mi novia analiza cada prenda con atención. Para ser sincero, después de un rato, ya me sentía algo cansado, pero intenté mantenerme positivo. La mejor parte del día fue cuando nos detuvimos a comer pizza. Hay algo en ese olor a masa recién horneada y queso fundido que hace que cualquier día mejore al instante. Compartir ese momento con ella y su madre fue agradable, la comida siempre une.

Lo único que podría calificar como un pequeño inconveniente fue el sol. El inclemente sol de la tarde nos recibió con toda su intensidad cuando caminábamos de un lugar a otro. Aquí en el Zulia, el calor es algo que forma parte de la vida diaria, pero hoy se sintió particularmente fuerte. A pesar de ello, traté de no dejar que afectara el ánimo general. ¡Un poco de agua fría y seguimos adelante!

Al final del día, mis pies son los que más han sufrido. Horas caminando por el centro comercial y bajo el sol han pasado factura, y ahora me duelen como si hubiera corrido una maratón. Pero, a pesar de eso, puedo decir que fue un día bien aprovechado. Es curioso cómo a veces los planes más simples, o incluso los que no planeábamos en absoluto, terminan siendo los que nos dejan buenos recuerdos.

Hoy no fue un día de total descanso como lo había imaginado, pero fue un día que me conectó con las personas importantes para mí. Y eso, sin duda, lo convierte en un día que valió la pena. Estoy seguro de que cuando apoye mis pies en la cama y cierre los ojos, recordaré las risas, los momentos compartidos, y pensaré que, al final, este cansancio tiene un sabor dulce.