_{Portada editada en Canva (fuente original de la imagen de fondo).}

Del fútbol que más disfruté en mis tiempos de estudiante solo me queda el entrenador catalán. Y con él su Manchester City. El Barcelona de algún modo ilusionó llegando nuevamente a cuartos de final, pero el árbitro liquidó sus opciones con una infeliz expulsión a Ronald Araújo. Ni jugadores ni aficionados se lo merecían tampoco. Le piden cabeza fría a los jugadores, pero cuánto más “hielo” no se debe procurar el colegiado para un partido de esa envergadura. Liquidado el fútbol en Montjuic, la escena quedó servida para el show este miércoles en el Etihad, el búnker de los Citizens.

Hasta Manchester se desplazó el Real Madrid, rey de Europa, con la eliminatoria igualada a tres goles. El merengue es el club más competitivo de toda la historia, sin enredarse nunca en el subjetivo debate entre jugar "mejor" o ganar. Cuando los blancos se lanzan al ataque el técnico de la pizarra siempre se activa, porque entre el extraordinario poder de fuego de los encomendados a la diosa Cibeles—desequilibrantes y efectivos bailarines—, y el vértigo que generan en sus rivales, las probabilidades de un gol madrileño se multiplican. Es una cuestión genética, de punch.

Rodrygo facturó en dos tiempos el gol que le daba ventaja al merengue. En una jugada que contó con un Bellingham colosal—acolchonando una pelota caída del cielo—, el inglés encontró al punzante Vinícius por derecha, que se alió perfecto con su compatriota que cerraba por el segundo palo. Tras el gol de los españoles, el protagonismo fue de un City que, no obstante, muchas veces se quedó frustrado ante una disciplinada defensa de los del Paseo de la Castellana.

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Esa y no otra fue la historia del partido hasta que llegó el gol del empate del crack belga en el minuto 75, aprovechando el efecto perturbador que provocó Doku, una movida maestra en tablero por parte de Guardiola. Con el 1-1, el Madrid no se levantó, más bien se le notó noqueado emocionalmente (hubo una toma de Bellingham que reflejó ese estado de manera inmejorable). Pero el Manchester finalmente no pudo concretar en un segundo gol su superioridad con el balón, y el partido se fue a tiempo extra.

ENGLISH VERSION

It is soccer, stupid!

From the soccer I enjoyed the most in my student days, I only have the Catalan coach left. And with him his Manchester City. Barcelona somehow got their hopes up reaching the quarterfinals once again, but the referee ruined their chances with an unhappy sending-off of Ronald Araújo. Neither players nor fans deserved it either. The players are asked to keep a cool head, but how much more "ice" should the referee not be asked for a match of this magnitude? After the soccer in Montjuic, the scene was set for the show this Wednesday at the Etihad, the bunker of the Citizens.

Real Madrid, the king of Europe, traveled to Manchester with the long match tied at three goals. The Merengues are the most competitive club in history, never getting caught up in the subjective debate between playing "better" or winning. When Los Blancos go on the attack, the handler of the slate is always active, because between the extraordinary firepower of those entrusted to the goddess Cibeles—unbalanced and effective dancers—, and the vertigo they generate in their rivals, the chances of a Madrid goal are multiplied. It is a question of genetics, of punch.

Rodrygo scored the goal that gave Merengue the lead. In a play that counted on a colossal Bellingham—cushioning a ball that fell from the sky—, the Englishman found the sharp Vinícius on the right, who teamed up perfectly with his compatriot closing in at the far post. After the Spanish goal, City took the lead but was often frustrated by a disciplined defense from the Paseo de la Castellana.

That and no other was the story of the match until the Belgian crack's equalizer in the 75th minute, taking advantage of the disruptive effect caused by Doku, a masterful move on the board by Guardiola. At 1-1, Madrid did not get up, rather they were emotionally knocked out (there was a Bellingham shot that reflected that state superbly). But Manchester were finally unable to convert their superiority on the ball into a second goal, and the game went into extra time.

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Guardiola metió a Julián Álvarez por Halland. Por cierto, me pareció un cuadro extraordinario el momento en que el animador del Etihad anunció la entrada del argentino y la recepción del público. ¡Qué fuera del fútbol europeo sin la samba y el tango! Cuando el partido arribaba al minuto 100 el dominio citizen era escandaloso. Los atacantes del Madrid se cansaron defendiendo, tanto que fue Rüdiger quien tuvo la mejor opción de ataque del merengue después de mucho tiempo.

En el minuto 109 Carvajal se rindió y se tiró en la cancha, obligando la entrada de Militão. Por el camino el de Sampedor sacó a de Bruyne para darle entrada a Kovacic. Ancelloti hizo lo propio con Vini, sustituido por Lucas Vázquez. Con todos, hasta el árbitro, sin piernas, el partido no podía tener mejor regalo que una tanda de penaltis, donde el factor emocional favorece al merengue. Siempre.

Julián Álvarez 1-0. A Pep la transmisión lo atrapa rezando. Modric vs. Ederson. “Gol” para el brasileño. Lunin adivinó a Silva, que quiso engañarlo por el centro. Bellingham cumple, 1-1. “Gol” de Lunin, venciendo a Kovacic. Maldición croata en el Etihad. Vázquez preciso para el 2-1. Foden 2-2. Nacho 3-2. ¿Ederson? Adentro. ¿Un central musulmán? Sonríe la Cibeles. Fútbol y no más.

ENGLISH VERSIONGuardiola brought on Julian Alvarez for Halland. By the way, I thought it was an extraordinary scene when the Etihad's cheerleader announced the Argentine's entrance and the crowd's reception. What would European soccer be without the samba and the tango? When the match reached the 100th minute, the Citizen's domination was scandalous. Madrid's attackers were tired of defending, so much so that Rüdiger had the best-attacking option for Madrid in a long time.

In the 109th minute, Carvajal gave up and threw himself on the pitch, forcing the entrance of Militão. On the way, the player from Sampedor took off de Bruyne to bring on Kovacic. Ancelloti did the same with Vini, replaced by Lucas Vázquez. With everyone, even the referee, without legs, the match could not have a better gift than a penalty shootout, where the emotional factor favors the Merengue. Always.

Julián Álvarez 1-0. Pep is caught praying by the broadcast. Modric vs. Ederson. "Goal" for the Brazilian. Then Lunin guessed Silva, who wanted to deceive him through the middle. Bellingham delivers, 1-1. Another "goal" by Lunin, beating Kovacic. Croatian curse at the Etihad. Vázquez precise for 2-1. Foden 2-2. Nacho 3-2. Ederson? Inside. A Muslim center-back? The Cibeles smiles. Soccer and no more.

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