Una historia entre dos clubes de fútbol (SPA-ENG)

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Esta historia se la debo agradecer a @palabras1, quien me incluyó en un comentario sobre una extraordinaria publicación de @numa26 que tiene poco y nada de deportes más que la mención a los dos clubes más importantes de la ciudad de Avellaneda, Racing club e Independiente.

Esa publicación me hizo recordar otros tiempos y algunos apuntes que tenía guardados y a los que siempre recurro para contar algo, también cada tanto para alimentar ese cajón ya que si solo saco en algún momento se acaban y la historia de las personas es inacabable, bueno, al menos para mi si lo es.

Cuando era un niño y mis padres por razones laborales decidieron que nos mudáramos desde el pequeño pueblo de Ensenada de Barragán hacia la enorme ciudad de Buenos Aires, tuvimos un paso por un lugar intermedio, era un barrio llamado Dock Sud, muy cerca de Avellaneda. Allí asistía al Colegio Sagrado Corazón de Jesús, institución católica dirigida por un cura alemán, grandote y colorado que tenía un carácter explosivo y confrontativo que no era del gusto de mi madre, quizás por tener ella misma un carácter similar. Menciono este detalle que no es menor porque una pelea entre ambos derivó en mi salida del colegio hacia otro más grande e importante en pleno centro de avellaneda.

Estuve poco en esa escuela, no me sentía a gusto pese a que una composición mía ganó un concurso sobre los 150 años de la declaración de la independencia nacional y debí leerla en la imponente plaza Alsina frente a cientos de chicos de otras escuelas y sus padres, no me morí de vergüenza solo por casualidad; volví al Sagrado Corazón, yo contento y mi madre con su orgullo engullido.

Desde allí nos fuimos a La Boca, pero el cariño por la ciudad de Avellaneda continuaba, me hicieron socio de Independiente que tenía una pileta de invierno climatizada en su enorme sede de la avenida Mitre, como si el destino se empeñara en mantener unido lo que la rivalidad pretendía separar, a pocas cuadras de la sede de Racing club.

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En verano iba a la pileta descubierta que estaba en los terrenos aledaños al estadio que por aquel entonces todavía no se llamaba Libertadores de América, recién comenzaba el ascenso de Independiente a los primeros lugares de la consideración mundial donde en una racha que duró varios años, ganaron varias copas continentales, de allí el cambio de nombre.

Me gustaba ir a las gradas luego de la pileta, con suerte podíamos ver el entrenamiento de la primera división del Rojo de Avellaneda, uno de los tantos apodos de Independiente, como es habitual en todos de los equipos de fútbol.

En esos entrenamientos pude ver a verdaderos ídolos como el arquero Miguel Santoro, alguien que se convertiría en leyenda de esa institución al ganar 4 Libertadores de América, una Interamericana y una Intercontinental como arquero titular. Para mi sorpresa, observé que el formidable arquero tenía una pierna algo más delgada que la otra, este dato no he podido corroborarlo en ningún lado, pero con pocos conocimientos y mucha imaginación supuse que quizás tuvo poliomielitis. Pasó a ser mi ídolo, más que por sus condiciones de arquero por destacarse ante la adversidad.

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Con Racing Club solo tengo un par de anécdotas futbolísticas, o mejor dicho de incidentes en partidos de fútbol, la primera de ellas en una oportunidad en que un hermano de mi padre vino a visitarnos a nuestro departamento en el barrio de La Boca, era simpatizante de Gimnasia al igual que mi padre y yo, le gustaba mucho el fútbol y quería ir a ver un partido importante, justamente ese domingo jugaban el clásico de Avellaneda: Racing versus Independiente en cancha del primero. Allá fuimos y en la fila para adquirir las entradas se armó un gran tumulto que fue inmediatamente reprimido por la policía montada, tuve miedo ese día, los caballos son hermosos, pero tenerlos tan cerca en una aglomeración con disturbios me pareció peligroso. Independiente ganó 4 a 1 ese partido, esa fue la parte buena.

Evidentemente no tengo suerte con el estadio de Racing Club aunque reconozco que es hermoso y cómodo, la segunda vez que fui, fue por invitación de un amigo fanático de Boca, ese viernes por la noche jugaba con Racing en la ciudad de Avellaneda y por alguna razón que no recuerdo tenía dos plateas altas, por supuesto accedí a acompañarlo y allá estábamos, cómodamente sentados viendo como Boca le ganaba a Racing por 2 a 1 y de pronto la policía comienza a tirar gases lacrimógenos, ¿hacia dónde?, si adivinaron, justo a la platea alta donde estábamos nosotros. Salimos a los tumbos con los ojos llorosos y la vista irritada; luego de tantos años todavía no sé qué ocurrió para que tomaran esa decisión.

Cosas que pasaban antes y sinceramente creo que no se ha aprendido demasiado, ahora ocurren en menor medida, solo que debido a que desde hace años está prohibido que los simpatizantes del equipo visitante asistan a los encuentros. Es evidente que no es un mal del fútbol doméstico solamente, vemos incidentes en todo el mundo y pese a los grandes avances en seguridad y medidas preventivas, no se ha podido erradicar totalmente.

Ahora que lo pienso bien, al estadio de Independiente no he vuelto jamás desde aquellos días de pileta y visita a los entrenamientos, solo quedan en mi mente esos días hermosos de la preadolescencia, también mis notas que hoy les traigo desde el fondo del baúl de los recuerdos.

Gracias nuevamente @palabras1 y @numa26 por ayudarme a desempolvarlos.


A story between two soccer clubs

I must thank @palabras1 for this story, who included me in a comment on an extraordinary publication by @numa26 that has little or nothing about sports other than the mention of the two most important clubs in the city of Avellaneda, Racing Club, and Independiente.

That publication made me remember other times and some notes that I had saved and that I always turn to tell something, also from time to time to feed that drawer because if I only take it out at some point they run out and people's stories are endless, well, at least for me it is.

When I was a child my parents for work reasons decided to move from the small town of Ensenada de Barragán to the enormous city of Buenos Aires, we had a passage through an intermediate place, it was a neighborhood called Dock Sud, very close to Avellaneda. There I attended the Sacred Heart of Jesus School, a Catholic institution run by a big, red-faced German priest who had an explosive and confrontational character that was not to my mother's taste, perhaps because she had a similar character. I mention this detail, which is not minor because a fight between the two led to my leaving school for a larger and more important school in the heart of Avellaneda.

I was little at that school; I didn't feel comfortable even though one of my compositions won a competition about the 150 years of the Declaration of National Independence and I had to read it in the imposing Alsina square in front of hundreds of kids from other schools and their parents. , I didn't die of shame just by chance; I returned to the Sacred Heart, I was happy and my mother was engulfed in pride.

From there we went to La Boca, but the affection for the city of Avellaneda continued, they made me a member of Independiente, which had a heated winter pool in its enormous headquarters on Miter Avenue, as if destiny insisted on keeping together what the rivalry was intended to separate, a few blocks from the Racing club headquarters.

In the summer I would go to the outdoor pool that was on the grounds surrounding the stadium that at that time was not yet called Libertadores de América. Independiente's rise to the top of world rankings had just begun, where in a streak that lasted several years, they won several continental cups, hence the name change.

I liked to go to the stands after the pool, and with luck, we could see the training of the first division of Rojo de Avellaneda, one of the many nicknames of Independiente, as is common in all soccer teams.

In those training sessions, I was able to see true idols like goalkeeper Miguel Santoro, someone who would become a legend of that institution by winning 4 Libertadores de América, one Inter-American, and one Intercontinental as the starting goalkeeper. To my surprise, I observed that the formidable archer had one leg somewhat thinner than the other. I have not been able to corroborate this fact anywhere, but with little knowledge and a lot of imagination, I assumed that perhaps he had poliomyelitis. He became my idol, more than because of his goalkeeping qualities because he stood out in the face of adversity.

With Racing Club I only have a couple of football anecdotes or rather incidents in football matches, the first of them on an occasion when one of my father's brothers came to visit us at our apartment in the neighborhood of La Boca, he was a supporter. from Gimnasia like my father and I, he liked soccer and wanted to go see an important match, just that Sunday they were playing the Avellaneda classic: Racing versus Independiente on the former's field. We went there and in the line to purchase the tickets there was a huge commotion that was immediately repressed by the mounted police. I was afraid that day, the horses are beautiful, but having them so close to a crowd with riots seemed dangerous to me. Independiente won that match 4 to 1, that was the good part.

I have no luck with the Racing Club stadium although I recognize that it is beautiful and comfortable, the second time I went, it was at the invitation of a Boca fan friend, that Friday night I was playing with Racing in the city of Avellaneda and for some reason For a reason that I don't remember, he had two high seats, of course, I agreed to accompany him and there we were, sitting comfortably watching how Boca beat Racing by 2 to 1 and suddenly the police start throwing tear gas, where to? If you guessed it, right to the upper stalls where we were. We stumbled out with teary eyes and irritated eyesight; After so many years I still don't know what happened to make them make that decision.

Things that happened before and I sincerely believe that not much has been learned, now occur to a lesser extent, only because for years it has been prohibited for fans of the visiting team to attend matches. It is evident that it is not just an evil of domestic football, we see incidents all over the world and despite great advances in security and preventive measures, it has not been possible to eradicate it.

Now that I think about it, I have never returned to the Independiente stadium since those days at the pool and visiting training sessions. All that remains in my mind are those beautiful pre-adolescence days and the notes I bring you today from the bottom of my trunk. memories.

Thanks again @palabras1 and @numa26 for helping me dust them off.




Héctor Gugliermo
@hosgug



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Si te digo, que no conozco, ninguno de los dos estadios. Solo desde afuera, que en algunas ocasiones pase por ahí. Es por eso, que me gusta leerte y conocer, para de nuestra historia futbolera.

Gracias por la mención.

Saludos.

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Nunca he sido seguidor ni de Racing o Independiente, aunque conozco el paso de muy buenos jugadores en ambos clubes; siempre me llamó la atención todo ese asunto de los hermanos Milito que justamente fueron o mejor dicho, son parte de ls historia de ambos clubes.

Me gustó su relato, la nostalgia y el agradecimiento a un lugar unido y a la vez dividido por el fútbol.

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Así es @nameless16, en los años en que los dos jugaban en los equipos rivales, al Milito de Racing le decían "el hermano del bueno", luego en su paso por Italia se encargó de demostrar que no era tan malo después de todo y se convirtió en un goleador implacable, especialmente durante su paso por el Inter de Milán.

Saludos.

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