Donde los sueños acuden a morir SPA-ENG)
Alguna vez leí esta frase que elegí como título en un libro cuyo autor no he retenido en mí memoria.
Evidentemente es una definición tremendista o al menos dramática, una forma de encuadrar situaciones de cualquier tipo, sin embargo, en muchos aspectos no deja de ser una verdad incontrastable.
Centrándome en el evento deportivo más importante del orbe, que se realiza cada cuatro años en alguna ciudad elegida por el comité olímpico internacional de acuerdo a diversas pautas que no incluyen la distribución pareja entre continentes y países, la cantidad de atletas que confluyen y las medallas en juego, vienen a demostrar con un simple cálculo matemático que la enorme mayoría de los deportistas que acuden a la cita olímpica con el sueño de colgarse una medalla, no lo lograrán, en algunos casos sin siquiera la posibilidad de obtener una nueva oportunidad en el próximo evento para el que deberán esperar cuatro largos años.
Aunque sea una frase dramática y pesimista, es la realidad de las competencias de alto rendimiento, en este caso las olimpíadas que se están desarrollando en París 2024.
En el día de ayer el multi laureado equipo argentino de hockey sobre césped femenino, conocido mundialmente como "Las Leonas", nuevamente sucumbió ante su némesis, el seleccionado de Los Países Bajos quien ha privado de la ansiada medalla de oro al equipo argentino en dos oportunidades jugando el encuentro final y en otras dos en semifinales, contando este último resultado.
Sueños rotos que deberán esperar al menos otros cuatro años para tener una nueva oportunidad.
Sin embargo, así como hay muchísimas ilusiones que quedan en el camino, otras pocas se concretan, algunas de ellas previsibles y esperadas, otras provocando sorpresas mayúsculas; los triunfos del filipino Carlos Yulo en gimnasia artística o de mi compatriota José "Maligno" Torres en BMX dan muestra de ello, solo por poner un par de ejemplos, hay otros.
El deporte competitivo de alto rendimiento es así, de una manera colindante con lo brutal, despiadado e insufrible; pocos ganan, aunque muchos participan y esa es la verdadera esencia de la competencia, la gloria está reservada para pocos, pero lo más importante es competir dando lo mejor de sí, aplaudiendo a los ganadores y restañándose las heridas y curándolas para volver al ruedo y seguir luchando por ese sueño, aunque se intuya que es prácticamente inalcanzable.
No todo pasa por la rivalidad implacable, así lo demostraron los participantes del decatlón al finalizar la prueba y tomarse la fotografía que se encuentra más arriba, el espíritu olímpico en su máxima expresión, más allá de la política, la organización y todo aquello que atenta contra la belleza del deporte y la competencia sana.
Where dreams come to die
I once read this phrase that I chose as the title of a book whose author I have not retained in my memory.
It is a sensationalist or at least dramatic definition, a way of framing situations of any kind, however, in many aspects it is still an incontestable truth.
Focusing on the most important sporting event in the world, which takes place every four years in a city chosen by the International Olympic Committee according to various guidelines that do not include equal distribution between continents and countries, the number of athletes who come together and the medals at stake, come to demonstrate with a simple mathematical calculation that the vast majority of athletes who go to the Olympic event with the dream of winning a medal, will not achieve it, in some cases without even the possibility of obtaining a new opportunity in the next event for which they will have to wait four long years.
Although it is a dramatic and pessimistic phrase, it is the reality of high-performance competitions, in this case, the Olympics that are taking place in Paris 2024.
Yesterday, the multi-award-winning Argentine women's field hockey team, known worldwide as "Las Leonas", once again succumbed to its nemesis. This Netherlands team deprived the Argentine team of the long-awaited gold medal on two occasions in the final match and on two other occasions in the semi-finals, counting the latter result.
Broken dreams that will have to wait at least another four years to have a new opportunity.
However, just as many illusions fall by the wayside, a few others come true, some of them predictable and expected, others causing major surprises; the triumphs of the Filipino Carlos Yulo in artistic gymnastics or my compatriot José "Maligno" Torres in BMX are proof of this, just to give a couple of examples, there are others.
High-performance competitive sport is like that, bordering on brutal, ruthless, and unbearable; few win, although many participate and that is the true essence of competition, glory is reserved for a few, but the most important thing is to compete by giving your best, applauding the winners and healing your wounds to get back in the ring and continue fighting for that dream, even if you sense that it is practically unattainable.
Not everything is about relentless rivalry, as demonstrated by the decathlon participants at the end of the race and taking the photo above, the Olympic spirit at its best, beyond politics, organization, and everything that threatens the beauty of sport and healthy competition.
Héctor Gugliermo
@hosgug